martes, 14 de junio de 2016

'Kimi ni Todoke', más allá del típico romance adolescente


¡Buenas! Antes que nada, os debo una disculpa por el enorme retraso que he llevado para publicar este tercer post. El lunes pasado viajé a Alemania para ver a mi pareja y tuve que ayudarle a preparar la mudanza - regresa a España -, asís que no dispuse del tiempo que me hacía falta para acabar la serie y redactar el texto a tiempo. De hecho, siento deciros que la reseña solo abarcará la primera temporada de la serie que he elegido, Kimi ni Todoke (Llegando a ti, 2009-2010) que es la que acabé ayer por la noche. Pero no os preocupéis. Prometo que a corto plazo dedicaré otro espacio a la segunda parte.

Siguiendo otras tantas series de animación japonesa, Kimi ni Todoke empezó en formato manga tres años antes de su estreno en televisión. Karuho Shiina, su autora, la había planeado como un one-shot - historieta piloto o independiente de un único número - de su obra anterior, Crazy for you; sin embargo, gustó tanto que decidió convertirla en una serie completa. En 2008 ganó el Kodansha Manga Award en la categoría de mejor shōjo - cómic dirigido a un público femenino.

Llegando a ti cuenta las vivencias de una estudiante de instituto llamada Sawako Kuronuma, que por su estética y comportamiento cerrado y torpe recibe el cruel apodo de Sadako - el espíritu maligno de la novela Ring. En torno a ella giran rumores sobre que puede ver fantasmas, maldecir a las personas y traer mala suerte a quien se le acerque, por lo que sus compañeros y compañeras pasan los días evitándola y riéndose de ella. El panorama cambia cuando el popular Shota Kazehaya se cruza en la vida de Sawako y empieza a interesarse por ella. Gracias a su apoyo, la chica se arma de valor para aclarar los malentendidos, hacer nuevos amigos en el instituto y tener la vida que tanto deseaba. Además, con el paso del tiempo va floreciendo un amor inocente y dulce entre ambos.

También son importantes en la historia los personajes de Ayane Yano, Chizuru Yoshida, Ryu Sanada y Ume Kurumizawa, que la enseñan a desenvolverse en su nueva realidad. Los tres primeros forman parte de su pandilla de amigos; la cuarta es su rival por el amor de Shota.


Análisis y opinión



No cabe duda. Kimi ni Todoke tiene todos los elementos para ser el shōjo perfecto. Un romance de ensueño, los mejores amigos del mundo y montones de obstáculos que ponen a prueba la paciencia y las relaciones de los personajes. Asimismo, tiene diversas incoherencias y multitud de situaciones que sacan de quicio, principalmente por la enorme ingenuidad de Sawako en cuanto a... todo. Aun así, no me atrevo a decir que su comportamiento resulta exagerado o nada creíble, porque conozco personas que a su edad estaban igual de atolondradas.

Aunque lo principal de esta serie es el romance entre Sawako y Shota, se me antoja centrar el análisis en otros temas menos desarrollados pero que son, a mi parecer, mucho más trascendentales. El primero que destaco es el de la actitud de la sociedad frente a la lacra del bullying. En Kimi ni Todoke, muchos de los estudiantes que aparecen en los primeros capítulos dejan bastante que desear, ya que participa de forma activa en las burlas o pasa de largo con el fin de evitar problemas. Tampoco vemos profesores que salgan en defensa de la pobre Sawako; de hecho, el único que conocemos al principio es bastante estúpido con ella. Esta, por desgracia, una perfecta fotografía de lo que sucede en muchos institutos hoy en día.

A modo de contrapeso, y como se adelantaba en la sinopsis, aparece la figura de Shota Kazehaya. Ese compañero que, harto de presenciar crueldades, da un puñetazo en la mesa y se pone de parte del débil. Su valentía y decisión, junto con el optimismo de Sawako, son esenciales para que los compañeros acaben reflexionando sobre su mal comportamiento y poco a poco cambian el chip. Personalmente, me recuerda un poco a la genialísima Miki Hatori de Life - manga de Keiko Suenobu sobre acoso escolar que os recomiendo encarecidamente -, que es el apoyo principal de la protagonista, Ayumu, contra las maldades de Manami y su pandilla.

Otro de los asuntos que sale a colación en esta obra es el de los novios celosos y controladores. Este se deja entrever en un par de capítulos y se convierte en motivo de conversación al principio del décimo octavo, cuando Sawako y Chizuru entran al aula y se encuentran con una Ayane muy malhumorada. De las tres amigas, ella es la única que tiene pareja: un chico universitario que la mensajea constantemente y controla sus actividades y compañías.

Cuando comenta a sus colegas lo que sucede, la reacción de ambas no puede ser más acertada. Lejos de justificar la actitud del chico como algo común y aceptable, aconsejan a Ayane que le abandone si continúa actuando de forma posesiva. Aunque la muchacha se muestra reticente en un principio, termina entendiendo lo que supone una relación de ese tipo y la da por terminada en el mismo episodio.

Por otro lado, la autora reflexiona en Kimi ni Todoke sobre las apariencias, y lo hace a través de las colegas de Sawako. Yano es una 'kogal' o 'kogyaru' algo vacilona, y Yoshida, una joven macarrilla - o 'yankii' ('yankee') en Japón - que se aleja con creces de todo lo relacionado con la esfera femenina; con ello, la reputación de las dos en el instituto no es demasiado buena. A lo largo de los episodios, veremos lo equivocada que es esta concepción, pues en el fondo ambas son personas encantadoras, honradas y odian meterse en problemas. Por lo tanto, Shiina Karuho llega a la conclusión de que no debemos cegarnos con las primeras impresiones, ya que pueden ser totalmente desacertadas como en este caso.


Fuera de lo puramente argumental, algo que me llamo mucho la atención de Kimi ni Todoke fue su preciosa banda sonora. Los instrumentos principales son el piano, la guitarra acústica y el arpa, aunque encontramos varias piezas en las que intervienen otros: un acordeón o un par de bongos, e incluso coros. Podemos distinguir entre composiciones lentas y suaves, que son las que suenan en los momentos románticos, los melancólicos o durante las reflexiones de Sawako; y las que tienen un ritmo algo más acelerado, para las reuniones de amigos o conversaciones entre compañeros del instituto.

Las canciones que acompañan al opening y al ending tampoco tienen desperdicio. La primera se titula como la serie, 'Kimi ni Todoke', y la interpreta Tanizawa Tomufumi; la segunda es 'Kataomoi' ('Amor no correspondido') de CHARA. Resulta curioso que el tema de apertura transmita tanta esperanza mientras que el de cierre augura un final pésimo para el amor de Sawako y Shota, aunque todo parece indicar lo contrario al final de la primera temporada.

Quitando ciertos momentos, la serie presenta un colorido muy vivo; tal vez, para acompañar la personalidad optimista de Sawako y su forma de ver el mundo. Ello, junto con la sencillez de la animación, contribuye a crear una atmósfera agradable y atractiva.

Mi nota para Kimi no Todoke, al menos por el momento, es un aprobado. Si tenéis tiempo libre este verano, sería genial que le dierais una oportunidad a la serie o el cómic aunque no seáis muy fans del género shōjo. Se os hará imposible no encariñaros de los personajes; en especial, de Sawako y su adorable estilo de muñequita tradicional japonesa. ¡Enamora mucho!

¡Hasta la próxima reseña! ¡Cuidaos!

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