Advertencia: La presente reseña se centra en un largometraje cuyo tema principal es el canibalismo. Si tenéis el estómago sensible y/o acabáis de comer, os recomiendo que avancéis con cuidado o, bien, os dirijáis a otro post con un contenido más agradable.
Conocí la existencia Dumplings (Jiao zi, 2004), del director independiente Fruit Chan Gor, gracias a un compañero de la universidad, hace varios meses. Aunque su expresión y su tono de voz denotaban un asco tremendo al narrarme la sinopsis de la cinta, yo solo podía impresionarme más y más a cada palabra. Era un concepto repulsivo, desde luego, pero muy original, ya que no se había utilizado antes en ninguna película asiática:
Una ex actriz de telenovelas que supera los 40 años busca la fuente de la eterna juventud, y la encuentra en una siniestra práctica: alimentarse de fetos humanos cocinados. Es una doctora especializada en abortos, ya retirada, quien provee a la estrella de este exótico manjar, sirviéndoselo en unas empanadillas llamadas 'dumplings' o 'jiao zi'.
La película surgió como parte del proyecto Three... extremes (2004), en el que se incluyeron dos historias más de Park Chan-wook (Oldboy, Madmoiselle) y Takashi Miike (Ichi The killer, Visitor Q); todas ellas, con un formato de mediometraje. En 2005, Dumplings se lanzó de forma independiente y con 60 minutos extra que permitían, teóricamente, profundizar más en los hechos y la psicología de los personajes principales. Esta es la versión que yo elegí visualizar.
El reparto de Dumplings está copado por nombres importantes. En el papel de la médico, llamada "tía Mei", encontramos a la conocida Bai Ling, que ha aparecido en famosas producciones occidentales como El cuervo (The crow, 1994) - siendo la enemiga principal de Eric Draven -, Wild wild west (1999) y Anna y el rey (1999). La cantante y actriz Miriam Yeung asume el rol del personaje principal, la señora Lee; y Tony Leung, famoso y muy respetado en la industria cinematográfica china, interpreta a su extravagante, promiscuo y egoísta marido, el señor Lee. El último nombre a destacar es el de quien fue director de fotografía de esta obra, el aclamado Christopher Doyle. Gracias a él, Dumplings es una delicia visual.
Análisis y opinión
A pesar de lo innovador del argumento y la presencia de los grandes nombres antes mencionados, lo recomendable es darle al 'play' sin tener grandes expectativas. No es que la película sea una abominación, ni mucho menos; pero cualquiera que esté un poco espabilado detectaría que faltan cosas importantes. Son pequeños detalles que marcan la diferencia entre una película buena y una del montón - tirando a cutrecilla. El primero es el de la clasificación de género: Dumplings no es una película de miedo, es un drama con tintes gore.
En ningún momento sentí esa tensión que me generan, por lo general, los largometrajes de terror; sí me indigné mucho, y tuve unas ganas descomunales de abofetear a los personajes principales y secundarios en más de una ocasión. Además, me dieron cierto repelús las perturbadoras escenas en las que Fruit Chan muestra a la señora Lee zampándose con gusto las empanadillas, o a la tía Mei troceando los fetos para mezclarlos con verduras. Bueno, y otras peores...
Precisamente, mi segunda queja respecto a la "versión extendida" viene por el uso que han dado a parte de los 60 minutos que se incluyeron posteriormente. Aumenta el número de momentos escabrosos hasta convertir Dumplings en algo bastante incómodo de ver. Me pregunto si de verdad era necesario el plano detalle del cuchillo cocinero rebanando pequeños cadáveres rojizos, o el de la médico sujetando por las piernas el cuerpo de un pequeño de cinco meses como si de un pescado fresco se tratara. En resumen, la insinuación habría sido mucho más correcta.
El tercer error reside en el pésimo cierre que tienen las distintas tramas de la película. Me abstengo de hacer 'spoilers' por si alguien sale de aquí con ganas de verla, así que solo diré que ninguna, a excepción de la que cuenta el desenlace de la señora Lee, deja suficientemente claro lo que ha pasado entre su última escena y la que la precedía. De hecho, la del señor Lee ni siquiera tiene un final propiamente dicho.
El cuarto y último fallo que he detectado es que no se lleva un control del tiempo que pasa entre los diferentes sucesos. De esta forma no podemos saber, por ejemplo, si entre cada visita de la señora Lee a la tía Mei han pasado un par de días, una semana o varias.
Dicho todo lo malo, voy a pasar a lo bueno: crítica social, referencias a la política del hijo único y leyendas urbanas made in China. Lo que más destaca en cuanto al contenido de Dumplings es su alegato contra la superficialidad del mundo en que vivimos. Nuestras vidas está cada vez más dominada por el culto a la imagen, siendo imprescindible alcanzar ciertos estándares de belleza para ser aceptados o queridos por otros y quedando los valores, la inteligencia y la experiencia en un segundo plano. Esto es lo que vive la protagonista, una actriz de televisión retirada que a sus cuarenta y pico años haría cualquier cosa para detener el envejecimiento y reconquistar a su esposo, atraído ahora por la carne tersa y suave de su jovencísima asistente.
Por otro lado, se habla en más de una ocasión sobre la polémica norma del hijo único que el gobierno chino implantó a principios de los años 80. Dado que el país lleva décadas siendo la zona más poblada del planeta, se decidió prohibir a las parejas tener más de un hijo para controlar el crecimiento demográfico. Ello ha conllevado centenares de casos de abortos forzados, niños sin registrar y multas para los que desobedecieran. La presión internacional, junto con la de los propios ciudadanos chinos, consiguió que se produjera la derogación de esta ley a finales de 2015.
En Dumplings, dicha normativa es la que facilita a la tía Mei la consecución del "ingrediente especial" para elaborar su exclusivo plato rejuvenecedor. Aquí, la fantasía del imaginario colectivo se mezcla con la realidad. Se dice que algunos médicos podrían comerciar con los fetos de los abortos que practican, pues, según las creencias de algunos, la carne y los órganos humanos son nutritivos, previenen de enfermedades e incluso sirven como vigorizadores sexuales. Nuestra doctora loca dice que también actúan mejor que una crema antiedad comercial.
Como he adelantado al principio del apartado de análisis, Dumplings no es una película especialmente buena. De hecho, no la recomendaría si no fuera por lo curioso de la historia y el interés que genera el contexto en el que se desarrolla. En este sentido, no sé si recomendaros que veáis la versión de 1 hora y 30 minutos o la cortita, que condensa lo importante... O ambas, como he hecho yo, para comparar. Queda a vuestra elección, mis queridos lectores.
¡Nos vemos!
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