domingo, 19 de junio de 2016

'Dumplings', bocaditos rejuvenecedores

Escena en que prueba los Dumplings de la tía Mei

Advertencia: La presente reseña se centra en un largometraje cuyo tema principal es el canibalismo. Si tenéis el estómago sensible y/o acabáis de comer, os recomiendo que avancéis con cuidado o, bien, os dirijáis a otro post con un contenido más agradable.

Conocí la existencia Dumplings (Jiao zi, 2004), del director independiente Fruit Chan Gor, gracias a un compañero de la universidad, hace varios meses. Aunque su expresión y su tono de voz denotaban un asco tremendo al narrarme la sinopsis de la cinta, yo solo podía impresionarme más y más a cada palabra. Era un concepto repulsivo, desde luego, pero muy original, ya que no se había utilizado antes en ninguna película asiática:

Una ex actriz de telenovelas que supera los 40 años busca la fuente de la eterna juventud, y la encuentra en una siniestra práctica: alimentarse de fetos humanos cocinados. Es una doctora especializada en abortos, ya retirada, quien provee a la estrella de este exótico manjar, sirviéndoselo en unas empanadillas llamadas 'dumplings' o 'jiao zi'.

La película surgió como parte del proyecto Three... extremes (2004), en el que se incluyeron dos historias más de Park Chan-wook (Oldboy, Madmoiselle) y Takashi Miike (Ichi The killer, Visitor Q); todas ellas, con un formato de mediometraje. En 2005, Dumplings se lanzó de forma independiente y con 60 minutos extra que permitían, teóricamente, profundizar más en los hechos y la psicología de los personajes principales. Esta es la versión que yo elegí visualizar.

El reparto de Dumplings está copado por nombres importantes. En el papel de la médico, llamada "tía Mei", encontramos a la conocida Bai Ling, que ha aparecido en famosas producciones occidentales como El cuervo (The crow, 1994) - siendo la enemiga principal de Eric Draven -, Wild wild west (1999) y Anna y el rey (1999). La cantante y actriz Miriam Yeung asume el rol del personaje principal, la señora Lee; y Tony Leung, famoso y muy respetado en la industria cinematográfica china, interpreta a su extravagante, promiscuo y egoísta marido, el señor Lee. El último nombre a destacar es el de quien fue director de fotografía de esta obra, el aclamado Christopher Doyle. Gracias a él, Dumplings es una delicia visual.


Análisis y opinión



A pesar de lo innovador del argumento y la presencia de los grandes nombres antes mencionados, lo recomendable es darle al 'play' sin tener grandes expectativas. No es que la película sea una abominación, ni mucho menos; pero cualquiera que esté un poco espabilado detectaría que faltan cosas importantes. Son pequeños detalles que marcan la diferencia entre una película buena y una del montón - tirando a cutrecilla. El primero es el de la clasificación de género: Dumplings no es una película de miedo, es un drama con tintes gore

En ningún momento sentí esa tensión que me generan, por lo general, los largometrajes de terror; sí me indigné mucho, y tuve unas ganas descomunales de abofetear a los personajes principales y secundarios en más de una ocasión. Además, me dieron cierto repelús las perturbadoras escenas en las que Fruit Chan muestra a la señora Lee zampándose con gusto las empanadillas, o a la tía Mei troceando los fetos para mezclarlos con verduras. Bueno, y otras peores...

Precisamente, mi segunda queja respecto a la "versión extendida" viene por el uso que han dado a parte de los 60 minutos que se incluyeron posteriormente. Aumenta el número de momentos escabrosos hasta convertir Dumplings en algo bastante incómodo de ver. Me pregunto si de verdad era necesario el plano detalle del cuchillo cocinero rebanando pequeños cadáveres rojizos, o el de la médico sujetando por las piernas el cuerpo de un pequeño de cinco meses como si de un pescado fresco se tratara. En resumen, la insinuación habría sido mucho más correcta.

El tercer error reside en el pésimo cierre que tienen las distintas tramas de la película. Me abstengo de hacer 'spoilers' por si alguien sale de aquí con ganas de verla, así que solo diré que ninguna, a excepción de la que cuenta el desenlace de la señora Lee, deja suficientemente claro lo que ha pasado entre su última escena y la que la precedía. De hecho, la del señor Lee ni siquiera tiene un final propiamente dicho.

El cuarto y último fallo que he detectado es que no se lleva un control del tiempo que pasa entre los diferentes sucesos. De esta forma no podemos saber, por ejemplo, si entre cada visita de la señora Lee a la tía Mei han pasado un par de días, una semana o varias.


Dicho todo lo malo, voy a pasar a lo bueno: crítica social, referencias a la política del hijo único y leyendas urbanas made in China. Lo que más destaca en cuanto al contenido de Dumplings es su alegato contra la superficialidad del mundo en que vivimos. Nuestras vidas está cada vez más dominada por el culto a la imagen, siendo imprescindible alcanzar ciertos estándares de belleza para ser aceptados o queridos por otros y quedando los valores, la inteligencia y la experiencia en un segundo plano. Esto es lo que vive la protagonista, una actriz de televisión retirada que a sus cuarenta y pico años haría cualquier cosa para detener el envejecimiento y reconquistar a su esposo, atraído ahora por la carne tersa y suave de su jovencísima asistente.

Por otro lado, se habla en más de una ocasión sobre la polémica norma del hijo único que el gobierno chino implantó a principios de los años 80. Dado que el país lleva décadas siendo la zona más poblada del planeta, se decidió prohibir a las parejas tener más de un hijo para controlar el crecimiento demográfico. Ello ha conllevado centenares de casos de abortos forzados, niños sin registrar y multas para los que desobedecieran. La presión internacional, junto con la de los propios ciudadanos chinos, consiguió que se produjera la derogación de esta ley a finales de 2015.

En Dumplings, dicha normativa es la que facilita a la tía Mei la consecución del "ingrediente especial" para elaborar su exclusivo plato rejuvenecedor. Aquí, la fantasía del imaginario colectivo se mezcla con la realidad. Se dice que algunos médicos podrían comerciar con los fetos de los abortos que practican, pues, según las creencias de algunos, la carne y los órganos humanos son nutritivos, previenen de enfermedades e incluso sirven como vigorizadores sexuales. Nuestra doctora loca dice que también actúan mejor que una crema antiedad comercial.

Médica abortista reconvertida a cocinera

Como he adelantado al principio del apartado de análisis, Dumplings no es una película especialmente buena. De hecho, no la recomendaría si no fuera por lo curioso de la historia y el interés que genera el contexto en el que se desarrolla. En este sentido, no sé si recomendaros que veáis la versión de 1 hora y 30 minutos o la cortita, que condensa lo importante... O ambas, como he hecho yo, para comparar. Queda a vuestra elección, mis queridos lectores.

¡Nos vemos!

martes, 14 de junio de 2016

'Kimi ni Todoke', más allá del típico romance adolescente


¡Buenas! Antes que nada, os debo una disculpa por el enorme retraso que he llevado para publicar este tercer post. El lunes pasado viajé a Alemania para ver a mi pareja y tuve que ayudarle a preparar la mudanza - regresa a España -, asís que no dispuse del tiempo que me hacía falta para acabar la serie y redactar el texto a tiempo. De hecho, siento deciros que la reseña solo abarcará la primera temporada de la serie que he elegido, Kimi ni Todoke (Llegando a ti, 2009-2010) que es la que acabé ayer por la noche. Pero no os preocupéis. Prometo que a corto plazo dedicaré otro espacio a la segunda parte.

Siguiendo otras tantas series de animación japonesa, Kimi ni Todoke empezó en formato manga tres años antes de su estreno en televisión. Karuho Shiina, su autora, la había planeado como un one-shot - historieta piloto o independiente de un único número - de su obra anterior, Crazy for you; sin embargo, gustó tanto que decidió convertirla en una serie completa. En 2008 ganó el Kodansha Manga Award en la categoría de mejor shōjo - cómic dirigido a un público femenino.

Llegando a ti cuenta las vivencias de una estudiante de instituto llamada Sawako Kuronuma, que por su estética y comportamiento cerrado y torpe recibe el cruel apodo de Sadako - el espíritu maligno de la novela Ring. En torno a ella giran rumores sobre que puede ver fantasmas, maldecir a las personas y traer mala suerte a quien se le acerque, por lo que sus compañeros y compañeras pasan los días evitándola y riéndose de ella. El panorama cambia cuando el popular Shota Kazehaya se cruza en la vida de Sawako y empieza a interesarse por ella. Gracias a su apoyo, la chica se arma de valor para aclarar los malentendidos, hacer nuevos amigos en el instituto y tener la vida que tanto deseaba. Además, con el paso del tiempo va floreciendo un amor inocente y dulce entre ambos.

También son importantes en la historia los personajes de Ayane Yano, Chizuru Yoshida, Ryu Sanada y Ume Kurumizawa, que la enseñan a desenvolverse en su nueva realidad. Los tres primeros forman parte de su pandilla de amigos; la cuarta es su rival por el amor de Shota.


Análisis y opinión



No cabe duda. Kimi ni Todoke tiene todos los elementos para ser el shōjo perfecto. Un romance de ensueño, los mejores amigos del mundo y montones de obstáculos que ponen a prueba la paciencia y las relaciones de los personajes. Asimismo, tiene diversas incoherencias y multitud de situaciones que sacan de quicio, principalmente por la enorme ingenuidad de Sawako en cuanto a... todo. Aun así, no me atrevo a decir que su comportamiento resulta exagerado o nada creíble, porque conozco personas que a su edad estaban igual de atolondradas.

Aunque lo principal de esta serie es el romance entre Sawako y Shota, se me antoja centrar el análisis en otros temas menos desarrollados pero que son, a mi parecer, mucho más trascendentales. El primero que destaco es el de la actitud de la sociedad frente a la lacra del bullying. En Kimi ni Todoke, muchos de los estudiantes que aparecen en los primeros capítulos dejan bastante que desear, ya que participa de forma activa en las burlas o pasa de largo con el fin de evitar problemas. Tampoco vemos profesores que salgan en defensa de la pobre Sawako; de hecho, el único que conocemos al principio es bastante estúpido con ella. Esta, por desgracia, una perfecta fotografía de lo que sucede en muchos institutos hoy en día.

A modo de contrapeso, y como se adelantaba en la sinopsis, aparece la figura de Shota Kazehaya. Ese compañero que, harto de presenciar crueldades, da un puñetazo en la mesa y se pone de parte del débil. Su valentía y decisión, junto con el optimismo de Sawako, son esenciales para que los compañeros acaben reflexionando sobre su mal comportamiento y poco a poco cambian el chip. Personalmente, me recuerda un poco a la genialísima Miki Hatori de Life - manga de Keiko Suenobu sobre acoso escolar que os recomiendo encarecidamente -, que es el apoyo principal de la protagonista, Ayumu, contra las maldades de Manami y su pandilla.

Otro de los asuntos que sale a colación en esta obra es el de los novios celosos y controladores. Este se deja entrever en un par de capítulos y se convierte en motivo de conversación al principio del décimo octavo, cuando Sawako y Chizuru entran al aula y se encuentran con una Ayane muy malhumorada. De las tres amigas, ella es la única que tiene pareja: un chico universitario que la mensajea constantemente y controla sus actividades y compañías.

Cuando comenta a sus colegas lo que sucede, la reacción de ambas no puede ser más acertada. Lejos de justificar la actitud del chico como algo común y aceptable, aconsejan a Ayane que le abandone si continúa actuando de forma posesiva. Aunque la muchacha se muestra reticente en un principio, termina entendiendo lo que supone una relación de ese tipo y la da por terminada en el mismo episodio.

Por otro lado, la autora reflexiona en Kimi ni Todoke sobre las apariencias, y lo hace a través de las colegas de Sawako. Yano es una 'kogal' o 'kogyaru' algo vacilona, y Yoshida, una joven macarrilla - o 'yankii' ('yankee') en Japón - que se aleja con creces de todo lo relacionado con la esfera femenina; con ello, la reputación de las dos en el instituto no es demasiado buena. A lo largo de los episodios, veremos lo equivocada que es esta concepción, pues en el fondo ambas son personas encantadoras, honradas y odian meterse en problemas. Por lo tanto, Shiina Karuho llega a la conclusión de que no debemos cegarnos con las primeras impresiones, ya que pueden ser totalmente desacertadas como en este caso.


Fuera de lo puramente argumental, algo que me llamo mucho la atención de Kimi ni Todoke fue su preciosa banda sonora. Los instrumentos principales son el piano, la guitarra acústica y el arpa, aunque encontramos varias piezas en las que intervienen otros: un acordeón o un par de bongos, e incluso coros. Podemos distinguir entre composiciones lentas y suaves, que son las que suenan en los momentos románticos, los melancólicos o durante las reflexiones de Sawako; y las que tienen un ritmo algo más acelerado, para las reuniones de amigos o conversaciones entre compañeros del instituto.

Las canciones que acompañan al opening y al ending tampoco tienen desperdicio. La primera se titula como la serie, 'Kimi ni Todoke', y la interpreta Tanizawa Tomufumi; la segunda es 'Kataomoi' ('Amor no correspondido') de CHARA. Resulta curioso que el tema de apertura transmita tanta esperanza mientras que el de cierre augura un final pésimo para el amor de Sawako y Shota, aunque todo parece indicar lo contrario al final de la primera temporada.

Quitando ciertos momentos, la serie presenta un colorido muy vivo; tal vez, para acompañar la personalidad optimista de Sawako y su forma de ver el mundo. Ello, junto con la sencillez de la animación, contribuye a crear una atmósfera agradable y atractiva.

Mi nota para Kimi no Todoke, al menos por el momento, es un aprobado. Si tenéis tiempo libre este verano, sería genial que le dierais una oportunidad a la serie o el cómic aunque no seáis muy fans del género shōjo. Se os hará imposible no encariñaros de los personajes; en especial, de Sawako y su adorable estilo de muñequita tradicional japonesa. ¡Enamora mucho!

¡Hasta la próxima reseña! ¡Cuidaos!

domingo, 5 de junio de 2016

Ponyo, la "sirenita" japonesa de Hayao Miyazaki

Fotograma del inicio de la película

¡Hola de nuevo! Si habéis leído la entrada anterior, recordaréis que mencioné algo sobre la ilusión que me hacía dedicar la primera entrada a Studio Ghibli. Como al final decidí escribirla sobre Mother de Bong Joon-ho porque me había entrado una obsesión importante con ella, me juré a mí misma que lo otro no pasaría de esta semana. ¡Y lo he cumplido! Aquí os traigo, para vuestro disfrute, la reseña de una de las producciones más bonitas de la empresa nipona: Ponyo en el acantilado (Gake no ue no Ponyo) (2008), o simplemente Ponyo.

Esta preciosidad es la novena película de Hayao Miyazaki dentro de Ghibli, y la penúltima que dirigió antes de retirarse. Cuenta la historia de la pequeña Brynhildr/Ponyo, hija de la reina marina Granmamare, que escapa de su padre, Fujimoto, para visitar la superficie. Durante el viaje, la princesa se mete en problemas y es salvada por un niño llamado Sosuke, del que se enamora perdidamente por su dulzura y su bondad. A partir de este suceso se desarrolla toda la aventura, cuyo parecido con La Sirenita de Hans Christian Andersen es más que evidente.

El largometraje dura una aproximadamente 1 hora y 40 minutos, y cuenta con un reparto excepcional tanto en la versión original como en la traducida al castellano. Hay una curiosidad a destacar en este sentido, y es que nuestro Sosuke está doblado por una mujer, Pilar Martín, mientras que en Japón contrataron a un niño para esta tarea. A dicha actriz la conocéis por ser la voz habitual de Miley Cyrus y Ashley Olsen, pero ha hecho otros trabajos en el ámbito de la animación japonesa: Sakura Haruno (Naruto), la enfermera Joy (Pokemon), Sherry Belmont (Zatch Bell)...

Como información destacada, debéis saber que Ponyo estuvo en un tris de participar en los Oscar de 2009. Fue preseleccionada en la categoría de 'Mejor película de animación'; por desgracia, no obtuvo el respaldo necesario de los miembros del jurado y se quedó a las puertas la gala. Sí que compitió el año anterior en el Festival de Cine de Venecia por el 'León de oro' contra otros directores de su país como Mamoru Oiishi y Takeshi Kitano.


Análisis y opinión


Una de las escenas de 'Ponyo en el acantilado'

Desde 1989, año en que se estrenó Nicky, la aprendiz de bruja, hasta la llegada de Ponyo en el acantilado, Ghibli no había dirigido ninguna de sus obras al público infantil. Y es que, por lo general, las cintas del estudio japonés traen consigo argumentos, personajes y enseñanzas de gran complejidad, difícilmente abarcables para la mente inmadura y poco instruida de un niño. Como ejemplo pondré la famosísima Porco Rosso (1992), cuyo contexto no se entiende sin cierto conocimiento de la situación política y social de la Europa de entreguerras (1918-1939). Por ello, Ponyo es un soplo de aire fresco en la filmografía de la empresa.

Si hay algo que destaque de la película, es la sencillez que presentan su animación, hecha a mano por los dibujantes del estudio, y el desarrollo de su historia, que es lineal y bastante fácil de seguir a cualquier edad. A pesar de lo anterior, sería un gran error pensar que Ponyo es una cinta simplona y vacía. Como toda producción de Ghibli, tiene su parte educativa y de reflexión sobre la vida o alguna cuestión de interés general, que aquí se dirige, en gran parte, a los pequeños de la casa.

Como telón de fondo para la historia de Sosuke y Ponyo, tenemos una potente crítica a la actitud irrespetuosa de los humanos hacia la naturaleza que los rodea. El personaje que mejor recoge esta queja es Fujimoto, un hechicero que decidió trasladarse a las profundidades del mar para vivir lejos de la contaminación. En este sentido, también destaca la escena en la que Brynhildr llega por fin a la costa y se ve atrapada en una red de recogida de basuras, repleta de los objetos más sorprendentes que os podáis imaginar. Aunque logra salir de allí con mucho esfuerzo, no se va sin llevarse, de manera involuntaria, un pequeño regalo: un bote de cristal que atrapa la mitad de su cuerpo y le impide respirar con normalidad.

Los otros temas que podemos encontrar a lo largo de Ponyo en el acantilado son algo más amables que el anterior. Encontramos, por un lado, que Miyazaki da un gran protagonismo a los niños y su fascinante mundo de ingenuidad y optimismo. Así, veremos cómo Sosuke y Ponyo muestran una actitud positiva ante todos los problemas que van surgiendo a lo largo de la aventura, por muy grandes que sean y sin importar quién tiene la culpa - por ejemplo, el niño nunca relaciona la gran tormenta y las inundaciones con el regreso de su amiga pez. Gracias a ello, suelen encontrar una solución fácil y rápida para resolverlos.

Por otro lado, el director japonés homenajea en su largometraje a los ancianos, que aparecen representados por las mujeres de la residencia Los Girasoles. La más notable de todas ellas es la señora Toki, una abuela solitaria, cascarrabias y un tanto supersticiosa que va tornándose más y más interesante con el paso de sus intervenciones.

El tercer reconocimiento a mencionar, y quizás el más importante de todos, es el que se llevan las progenitoras. Tanto Lisa como la Granmamare son mujeres independientes y luchadoras que tienen un gran peso en su entorno. De hecho, el conflicto final de la película no se resolvería sin la presencia de ambas. La primera reparte sus horas entre el centro geriátrico del pueblo, donde trabaja como enfermera, y su hogar, en el que cría prácticamente sola al pequeño Sosuke ante las ausencias prolongadas de su esposo marinero. La segunda casi nunca está en casa porque reinar los mares requiere mucho tiempo, pero cuando aparece, su papel como madre es inmejorable.



Además de la riqueza temática, Ponyo en el acantilado tiene otro punto a su favor, y es que mezcla leyendas y cuentos de diversos lugares del mundo y logra crear una mitología propia que resulta fascinante. Estas son las referencias que he encontrado por el momento:

1º La historia parte desde el cuento de La Sirenita, escrito por Hans Christian Andersen en 1837.
2º La figura de la Granmamare tiene como origen al dios marino de las culturas clásicas occidentales, llamado Poseidón (en Grecia) o Neptuno (en Roma).
3º Ponyo es una carpa dorada, que según una leyenda japonesa simboliza la paciencia y la perseverancia. Ambas cualidades están muy presentes en ella.
4º El verdadero nombre de la pececita es Brunilda o Brynhildr. Este es el nombre que recibió una de las valquirias que sirven al dios nórdico Odín bajo las órdenes de Freya. Puede que Miyazaki eligiera este nombre con el fin de acentuar la fortaleza de la pequeña princesa.

Una peculiaridad de Ponyo en el acantilado, y que comparte con otras obras de Studio Ghibli, es que la existencia de lo sobrenatural parece un secreto a vocesNingún personaje - excepto la señora Toki y Sosuke en determinados momentos - se sorprende por la apariencia semihumana de Ponyo; y Lisa casi ni se inmuta al verla transformarse en una niña. Además, la acepta como a cualquier otra amiga de su hijo Sosuke, sin hacer más preguntas que las usuales: "¿A qué se dedica tu papá? ¿Y tú mamá?". Por tanto, la cinta de Miyazaki pertenece, a todas luces, a la famosa corriente del 'realismo mágico', que pretende llevar lo fantástico a la categoría de real.

Respecto a la banda sonora, no hace falta explicar demasiado cuando aparece de por medio el nombre de Joe Hisaishi, porque todas sus creaciones emanan una belleza y una adorabilidad sin igual. Este compositor y director de orquesta se ha vuelto especialmente conocido desde que empezó a colaborar con Hayao Miyazaki. De sus virtuosas manos han salido las partituras de La princesa Mononoke (1997), El viaje de Chihiro (2002), El castillo ambulante (2004) y otras películas de Ghibli. Ponyo en el acantilado supone su noveno trabajo con el fundador del estudio.


En resumidas cuentas, solo queda decir que Ponyo en el acantilado es una de esas películas de dibujos que hay que ver antes de morir. Sin lugar a dudas, es una película ideal para entretener a los niños e introducirlos en el fascinante mundo de la animación japonesa. Y no solo eso; vosotros también la disfrutaréis mucho, ya que os resultará divertidísima y encantadora a partes iguales. Estoy casi segura de que querréis repetir ;)

Mata ne! ¡Un abrazo~♥!